Mientras más se acerca el invierno, los días se vuelven mucho más fríos. Es por eso que varios han empezado a desempolvar los guateros, las mantas gruesas, el calientacama y los calefactores.
Sin embargo, crecen las dudas de cuál es el mejor calefactor en cuanto a calidad, precio y seguridad, sobre todo si hay niños y mascotas en la casa.
Hay varias opciones en el mercado, como los termoventiladores, conocidos por su pequeño tamaño y por ser económicos, pero que pierden eficiencia con el paso del tiempo. Las estufas eléctricas son muy queridas por muchos por su seguridad y calefacción, sin embargo, aumentan considerablemente la cuenta de electricidad. O las opciones a parafina, muy populares entre algunos, pero que necesitan constante ventilación.
En conversación con Las Últimas Noticias (LUN), Óscar Arredondo, prevencionista de riesgos y jefe nacional de especialidad de la Escuela de Ingeniería, Energía y Tecnología de AIEP, comentó que su opción favorita es otra: los calefactores oleoeléctricos.
Para él, es una de las calefacciones más seguras y cómodas, puesto que no tiene una llama abierta ni genera gases. "Por un asunto de salud, porque no emiten contaminantes al ambiente, y también por seguridad, porque los otros tipos de calefacción se pueden volcar o producir algún problema eléctrico en la casa”.
“Además, si alguien pasa al lado de una oleoeléctrica, no hay que tener mayor problema”, agrega.
Los pro y contras de algunos calefactores de invierno
Una de las preocupaciones del prevencionista es la seguridad de su familia: "Desde que tengo a mi hijo, me siento más seguro con una oleoeléctrica. Si tuviera una eléctrica solamente, se pueden quemar”.

Asimismo, compartió un dato curioso de otro calefactor de invierno. “Una de las ventajas que tienen las de combustibles fósiles, como la parafina o el gas, es que esas estufas producen dióxido de carbono y agua. Es decir, generan humedad. Por eso, si entras a una habitación calefaccionada con una estufa así, se te empañan los lentes".
Aunque para Arredondo cualquier calefactor puede ser peligroso si no se ocupa con las precauciones necesarias. “Por ejemplo, una estufa a parafina puedes usarla, pero tienes que ventilar el lugar y nunca cargarla dentro. Todo eso se prende y se apaga afuera”, explicó el experto.
Néstor González, director de Ingeniería Electrónica de la Universidad Mayor, concuerda con el prevencionista. "Las estufas baratas de parafina contaminan mucho dentro de la casa. Y si alguien la pasa a llevar, se da vuelta y puede provocar un incendio".
Óscar Arredondo añadió por otro lado que con las estufas de gas hay que ser mucho más cuidadoso. “En las de gas, hay que fijarse que la llama sea azul y no anaranjada, porque si no, la combustión no es buena y puede generar monóxido de carbono".
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Afirmación a la que el director de Ingeniería coincide y añade que en su casa “tenemos una a gas, pero la usamos poco”. Para él, el consumo es igual de importante que el impacto que generan los calefactores al interior del hogar. "El gas seca el aire porque lo va quemando. Se seca en exceso. Y si la tienes prendida todo el día, se nota en el gasto", explicó.
González prefiere usar calefactores eléctricos para zonas pequeñas de su casa. "Cada uno tiene una estufa en su pieza o donde esté”.
Aunque explicó que las opciones que contaminan menos, son poco alcanzables para la mayoría de la población: "Una estufa buena, de esas que no contaminan, cuesta $400.000, $500.000 o más. Y resulta que con un calefactor eléctrico, en dos meses de invierno, no alcanzas a gastar un tercio de eso. Entonces, no sé si vale la pena".