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¿Sufres el Síndrome de Wendy? Aquí te contamos de qué se trata

Los cuentos infantiles claramente reflejan fenómenos de la vida real y el Síndrome de Wendy puede estar más cerca de lo que piensas.

Los cuentos infantiles claramente reflejan fenómenos de la vida real y el Síndrome de Wendy puede estar más cerca de lo que piensas.

Si bien siempre se habla del Síndrom de Peter Pan que trata de las personas no quieren madurar, también existe un trastorno que lleva el nombre de la protagonista femenina Wendy.

No necesariamente es un trastorno que lo llevan las mujeres y fue estudiado en la sociología de Karl Marx y en la psicología de Erick Fromm.

¿De qué se trata?

En la novela de James Matews Barrier, Wendy asumió el cuidado de los «niños perdidos» en Nunca Jamás, donde fue nominada incluso «la mamá».

Las personas que padecen del Síndrome de Wendy son aquellas que necesitan de la aprobación de los demás, que tienen una necesidad imperiosa de satisfacer a otros, sea a su pareja o a sus hijos. 

Los comportamientos que demuestran el síndrome suelen confundirse con los de alguien muy responsable y preocupado, pero que en realidad esconde algo más, ya que no lo hace por un interés genuino, sino que por un miedo al rechazo, de la necesidad de sentirse aceptado y respaldado, por el temor de que nadie los quiera.

¿Cómo identificar a alguien que padece el Síndrome de Wendy?

Las características son:

– El amor para ellos es sinónimo de sacrificio y resignación

– Intentan hacer feliz a los demás a toda costa

– Se deprimen con la falta de atención de quienes lo rodean

– Se sienten imprescindibles

– Tienen la necesidad impetuosa de cuidar a los demás, en las relaciones, se convierten en la “madre” o “padre” de su pareja

– Busca asumir responsabilidades en lugar de los otros

¿De dónde viene y qué se puede hacer?

Al parecer, se origina del pasado familiar de la persona que lo padece. Si la persona se sintió apartada y desprotegida, en su adultez lo recompensa asumiendo el rol de padres que siempre quiso tener.

Para resolverlo se debe estar consciente del trastorno, dejando que los «Peter Pan», quienes siempre se creen jóvenes, asuman sus responsabilidades. Finalmente deben dejar que el otro se preocupe por ti, porque las relaciones se basan en el equilibrio.

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