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Ruth Gamarra a casi un año de la muerte de su pareja: «Fue un trauma horrible»

La ex Mekano desclasificó los díficiles momentos que ha atravesado en los últimos meses luego de la tragedia.

Ruth Gamarra
Instagram: @ruthgamarra

Ya pasaron casi 10 meses desde el trágico fallecimiento de Jairo Sepúlveda, la pareja de Ruth Gamarra. Él cayó de un balcón ubicado en el piso 12 de un edificio en Lo Barnechea.

Desde entonces, el duelo de la ex Mekano ha sido lo más duro que le tocó transitar en la vida, parte de lo que acaba de desclasificar en una entrevista.

Ruth Gamarra conversó con Las Últimas Noticias (LUN) y dio detalles de cómo se encuentra ahora luego de casi un año en el que tuvo que retomar sus cosas, pese a la difícil situación que atravesó.

El dulo de Ruth Gamarra

En primer lugar, Ruth Gamarra dijo a LUN: «El comienzo de año fue durísimo, cuesta revivir esos momentos. Hasta abril no tenía ganas de levantarme de la cama. Me costó muchísimo retomar mi trabajo y mi vida, porque realmente no tenía fuerzas. Fue un trauma horrible. El accidente pasó en mi casa, es difícil sacar eso de la cabeza».

Sobre la forma en la que murió su pareja, Ruth Gamarra sumó: «Una nunca espera que alguien se caiga, que pase un accidente así, tan fuerte. La verdad es que yo quedé en shock. Él era un chico tan joven, tan bueno. La forma en que él murió fue muy sorpresiva. Él se tropezó y cayó. La vida es tan frágil. Se fue en dos segundos».

La ex Mekano confesó que «lo que me salvó fue el apoyo de mi hija, de mis dos nietos, de toda mi familia, de mis amigos y sobre todo retomar lo que a mí más me gusta, que es mi trabajo».

De hecho, en su primera crisis por la tragedia, fue su hija quien la ayudó. «Kiara vive a dos cuadras de mi casa, entonces siempre estaba ahí. Me ha apoyado mucho. Me acuerdo que ella me asistió en el primer ataque de pánico que tuve. Estaba en el departamento y sentí que moría, no podía respirar», reveló.

«Primero traté de soltar los dolores. Yo sé que eso es difícil. Por eso el siquiatra me aconsejó que si, por ejemplo, tenía ganas de llorar, llorara. Si uno se guarda la pena es para peor, yo traté de soltar todo lo que pude y después traté de mantener mi cabeza en el trabajo. Por mí y por mi familia. «Hay que dar gracias a Dios cada día por despertarse, por tener familia. Hay que valorar más el amor de la gente que uno quiere. Pese a todo, hoy me siento bien. Hay que seguir», finalizó.

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