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Solicitud de Amistad

Después de dos días de paseos neuróticos alrededor del colega interesante, hemos pasado de miradas raras, a solicitud de amistad en Facebook. Suena muy simple, y fácil, pero fue ingeniería coqueta.

Primero, estoy a tres sonrisas que me inyecten botox. Porque basta de sonreír falsamente, la arruga de la soltería y del ceño fruncido está cada día más marcada. Como siempre el mensaje se demora en llegar, especialmente en la era en que no responder un whatsapp en cuanto sale el check azul es un pecado mortal.

Segundo, porque tuve que almorzar con la secretaria de su departamento para enterarme si lo guapo que tiene era verdadero o se arreglaba tanto porque igual que yo, andaba conquistando. Me enteré de dos romances que ya sospechaba y de uno que me dejó celosa, pero me sirvió para que ella me agregara a Facebook y oh, la magia de los algoritmos, la red social más importante nos sugirió la amistad. Y quién es una para llevarle la contra a Mark Zuckenberg.

Y tercero, hice clic con él en la solicitud de amistad. A mi favor, debo decir, él empezó. Las consecuencias de ahora en adelante, son compartidas.

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