Uno de los malos hábitos más comunes es comerse las uñas. Ya sea por ansiedad, estrés o costumbre, este hábito es más común de lo que se piensa.
Sin embargo, para Courtney Whithorn, una joven australiana de 20 años, este hábito le provocó la amputación de un pulgar producto de un cáncer.
La estudiante de psicología reveló que a los 16 años sufrió de bullying, lo que le desencadenó un cuadro de ansiedad que se tradujo en que se comiera las uñas de forma compulsiva.
Un día notó que su pulgar comenzó a colocarse negro luego de morder la uña. Sin embargo, por la vergüenza que le provocaba lo ocultó por cuatro años. «Siempre usé uñas postizas para taparla, porque era negra y cuando crecía era como de papel», dijo Courtney a The Sun.
Un día se mordió la uña casi por completo por lo que decidió ir a visitar un médico. Ahí recibió la dramática noticia: fue diagnosticada con un raro tipo de cáncer.
Aunque fue sometida a diversas operaciones, los médicos se vieron obligada a amputarle el dedo pulgar. «Cuando descubrí que morder mi uña fue la causa del cáncer quedé destrozada», cuenta.