La constructora Echeverría Izquierdo decidió dar un paso hacia el respeto a las mujeres que pasan cerca de una construcción. En la entrada de una edificiación ubicada en calle Argomedo, en la comuna de Santiago, se puede leer un cartel que dice: «En esta obra no silbamos a las mujeres y estamos en contra del acoso callejero».
Esta iniciativa surgió después del reclamo de una mujer la que recibió un piropo sobre su cuerpo por quienes trabajan en la obra. El prevencionista de riesgos de la constructora, Sebastián Carril, explicó que decidieron sumarse a la campaña para fomentar el respeto hacia las mujeres, y evalúan replicar esta medida en el resto de los proyectos que tienen.
En conversación con «La Tercera», la académica del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género de la U. de Chile, Carolina Franch, recalca que esta medida es pionera además agrega que: “Las feministas no alzaron su lucha contra el piropo, sino contra una ofensa en el espacio público. No nos sentimos incomodas si nos dicen: Uy, que bonito verte pasar por la calle. Pero la mayoría de las frases no son así, sino que apuntan a estrujar la sexualidad de las mujeres”.
El psicólogo Francisco Aguayo expresó que en el tema de violencia de género se ha avanzado en términos de conciencia cultural en los últimos 20 años. “Pero la violencia sexual en su amplitud de conductas se ha visibilizado solo últimamente. Es cosa de ver cómo explotó la agenda contra el acoso callejero, algo que tiene tres años solamente”, agrega el experto.
Datos de la encuesta del Observatorio Contra el Acoso Callejero (Ocac), hablan de que el 85% de las mujeres afirma haber sufrido acoso sexual callejero en el último año.
Medidas como esta también se han aplicado en países como México, Perú y Argentina. “Siempre apuntando a que el acoso callejero es una manifestación de violencia que implica una connotación sexual explícita o implícita que ejerce una persona a otra en el espacio público”, manifiesta la vocera de Ocac, María Francisca Valenzuela.
Desde la constructora, Carril dice que han tratado de lograr un cambio cultural en los trabajadores. “De a poco generar conciencia de que hay que respetar más a las mujeres”.
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