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Mujer se vuelve viral al contar cómo es ser madre soltera

Hoy en día existen muchas mujeres que crían a sus hijos solas, un doble desafío. Pero, ¿cómo es ser madre soltera?

Aly Brothers es una madre soltera cuyo testimonio se volvió viral en redes sociales tras publicar una foto de ella misma llorando tras una caótica visita al supermercado. Esto ocurrió porque sus 2 hijos no dejaron de portarse mal, llorar y pelear entre ellos.

La situación le hizo reflexionar sobre el hecho de ser madre soltera y sobre aquellos padres que luchan por salir adelante cada día. «Esto es la maternidad. Sin filtros bonitos, sin luz perfecta. Ser madre soltera es duro», escribió.

Aly relató que se sintió aún peor cuando un completo desconocido le dijo: «Es muy joven para tener dos hijos». En ese momento salió corriendo del supermercado y lloró, frustrada por ser juzgada por personas que no saben nada de ella ni de sus hijos. De esta forma, Aly Brothers animó a las personas a decir algo bonito a los padres que sufren, en vez de juzgarlos de forma rápida.

Te dejamos con el texto completo que escribió en su cuenta de Facebook en agosto pasado, que ya tiene casi 6 mil comentarios y más de 19 mil compartidos.

«Esto es la maternidad. Sin filtros bonitos, sin luz perfecta, sin rouge nuevo. Es el pelo desordenado que está mojado por la lluvia, es el maquillaje de ayer porque estaba muy cansada como para quitármelo, y lágrimas. La maternidad es DURA. Ser madre soltera es DURO. Estas lágrimas surgieron cuando el cajero del supermercado Giant Eagle me dio el ticket y continuaron a lo largo de todo el camino en coche a casa. Lágrimas que pasaron en mi asiento porque a él no le gusta ver a su mami llorar. Sabemos cómo los niños aman a sus madres. Verás, mis dos rubios niños, de ojos azules y caras angelicales no fueron tan angelicales hoy. Eran las 8 de la mañana y fuimos a comprar leche. Tomamos un viaje a la tienda porque si conoces a mis hijos, sabrás que ellos sobreviven con leche de chocolate. Pero ellos no la tenían. El más pequeño lloró casi todo el tiempo en que estábamos en la tienda. No quería sentarse en el carro, no quería sostener las compras. Él estaba enojado. Botó su zapato, botó mi billetera, botó las tres comprar que estaban a su lado. Y lloró. Y la gente lo miró. Estaba bien, lo podía manejar. Mi hijo mayor de 3 años quería ser Superman y se paró en el carro. Estaba bien. Le dije que se sujetara y que se parara derecho. No lo hizo. Se cayó, comenzó a pegarse a las cosas en las estanterías. Se echó para atrás y le pegó a un extraño. Luego hice que se bajara y caminó lejos de mí y abrió todas las puertas de los freezer diciéndome todas las cosas que quería. Traté de manejar eso. Paré en múltiples oportunidades y mantuve la compostura mia y de mi hijo (…) Y luego vimos las pelotas. Oh, mis hijos aman las pelotas. Ellos querían tomar una que costaba 8 dólares. Me comprometí. Tomamos una de las pelotas y la compartimos. Estaban de acuerdo. Cada uno dijo ‘compartir» y sonrieron mientras yo tomé la pelota más grande de Mickey Mouse que había. Pero mientras estaba en eso, ellos no quisieron compartir. Se pusieron a gritar, a llorar, a pelearse. Le di la pelota a otro cajero para que lo sujetara y empezaron a llorar más fuerte. El pequeño se puso a tocar los botones de la máquina de tarjetas de crédito y el mayor cogió golosinas. La gente que hacía cola me miraba. El cajero me miraba. Todo el mundo tenía sus ojos puestos sobre mí, como si me quisieran decir: ‘No eres capaz de controlar a tus propios hijos’. Un señor mayor susurró: ‘Ella es muy joven para dos niños’ y perdí. Comencé a llorar. Ellos no me conocen. No me conocen como madre. No conocen a mis hijos. No saben que estuve casada antes de formar una familia. No saben que dejé ese matrimonio por maltrato, sabiendo que ser madre soltera sería igual de duro. Es duro. Las miradas y los murmullos y los juicios de valor son duros. A veces soy capaz de controlar a mis hijos y a veces no. A veces ellos me escuchan y a veces no. A veces puedo manejarlo y a veces me quiebro. Sé que ellos días pasarán, las lágrimas pararán, la pelea cesará, y mis bebés crecerán. Y eso será duro también. Así que, si ves a un padre luchando, si ves a un niño tirando las cosas, si ves a una mamá a punto de llorar… por favor di algo amable. Por favor no murmulles con juicios de valor. Y a todas las madres allá afuera que están teniendo días como el mio… las veo, lo sé, las quiero. Ustedes son fuertes y lo están haciendo bien».

¿Qué opinas de sus palabras? 

Estas ilustraciones representan la vida de una mamá

 


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