Amor

¿Qué lleva a tu cerebro a la infidelidad?

Aunque no lo creas, el cerebro de un infiel pasa por varias etapas.

La infidelidad son trágicos episodios que afectan a varias parejas que normalmente ocurría por el desgaste en la relación de pareja al pasar los años, pero ahora, según estudios de Medical Daily, cada vez su porcentaje aumenta en que ocurran durante el primer año de pareja.

Pero la psicología ha ahondado en qué es lo que empuja al infiel a actuar así, de lo que expertos dicen que para los infieles se siente como «hacer unas vacaciones sin equipaje. Romper la agenda del día a día con algo que resulta excitante, emocionante, divertido y travieso». 

Las etapas:

El cerebro de un infiel pasa por varias etapas. La primera se denomina en inglés «infatuation» que es como un enamoramiento caprichoso y obsesivo, donde el cerebro se llena de dopamina (que aumenta la sensación del placer).

La dopamina es un neurotransmisor que aumenta la sensación de emoción y deleite, aportando energía. Aquí es donde las personas que cometerán la infidelidad sufren hasta un cambio en su forma de pensar y actitudes propias de personas con TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).

La Universidad de Pisa ha estudiado cómo los niveles de serotonina de los amantes son muy similares al de las personas que tienen TOC durante la primera etapa de la aventura amorosa. «Su cerebro está liberando productos químicos de placer (dopamina, endorfinas y serotonina) que hacen que el enamoramiento sea una experiencia emocionante y feliz», explica el experto Jonathan Bennett.

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Después viene la «vinculación», donde la oxitocina (hormona del amor) llena al cerebro y provoca el sentimiento de amor, apego y acercamiento. Por eso mientras más tiempo dura la infidelidad, más ocitocina se libera, por lo que muchas personas se plantean en este momento iniciar una relación y dejar a sus actuales parejas.

La última etapa sería la del «secreto», donde ambas partes acuerdan mantener la aventura secreto y que según expertos no es bueno para el cerebro. Los neurocientíficos sugieren que es mejor confesar los secretos, porque el guardarlos interfiere con la función cerebral.

Aquí la corteza prefrontal orbital del cerebro (que tiene que ver con la toma de decisiones, pensamiento complejo y engaño) estimula a la mente con lo malo que puede ser guardar el secreto. Esto significa que la presión de mantenerlo aumentará y provocará producción de hormonas de estrés.

Eso afectaría en los niveles de atención, memoria, digestión y sueño por ejemplo. Y esta sería la razón de que, cuando una persona es infiel, tenga la tendencia a enojarse más rápido.

 


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