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Así funcionaba «Tallis», la secta sexual de Tito Fernández, «El Temucano»

Gran impacto han generado los testimonios de diversas mujeres que fueron víctimas de "El Temucano" y que explicarían cómo operaba "Tallis".

Hace un tiempo atrás se dieron a conocer una ola de denuncias por abuso sexual hacia Tito Fernández, más conocido como «El Temucano».

En ese contexto, «The Clinic» publicó un reportaje que explica de qué se trataba «Tallis», el club secreto del cantautor nacional en donde las mujeres debían realizar sacrificios sexuales con tal de que «pudiera mantenerse brillando como una luz para el mundo”.

Diversas víctimas de «El Temucano» entregaron su testimonio al medio nacional, impactando por sus confesiones.

“Sentía que por contárselo, él prendía una vela y me iba bien. Yo lo quise un montón, como un padre, como mi maestro. Entendía que lo que pasó había sido un sacrificio espiritual y, después de eso, se convirtió en mi Tata, mi padre ausente”, explicó una de las mujeres.

Otra de las víctimas aseguró que al tenerlo tan idealizado, no se cuestionó nada. “Me dice que el trabajo consistía en que yo tenía que entregarle mi energía sexual al maestro. Recuerdo que sentí un frío enorme en mi cuerpo, pero no podía demostrarlo: ¡Él era el maestro!”.

Tallis

Una vez que las mujeres se sumaban a Tallis, debían asistir a reuniones con faldas para someterse al rito de iniciación: tocaciones en partes íntimas con una espada.Luego, él las contactaba de manera personal para realizar el «traspaso de energía» en un motel en Ejército con calle Toesca.

“Él quería que yo, por ser bailarina, me sacara la ropa de algún modo sexy y a mí no me salía. No podía actuar. Y me violó. No tuvo ni un cuidado, ni un gesto cariñoso. Para él, nosotras éramos esclavas sexuales, nada más”, agregó una de las mujeres.

Las mujeres debían tener relaciones sexuales con Fernández siete veces. De esta manera, quedaban unidas con el cordón azul.

“Siempre tenía la duda de si lo estaba culpando sin razón, o si en verdad el viejo era malo y turbio. La cuarta vez le dije, con mucho respeto, que no tenía ganas de ir, que cumplir con ese compromiso para mí no era agradable. Me respondió que ese encuentro tenía que ocurrir, porque ya estábamos ahí, que la cuarta vez era la más importante, porque sellaba la unión con el cordón azul”, expresó una de las denunciantes.


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