La periodista de TVN, Constanza Santa María, regresó a la conducción del noticiero central de 24 Horas tras una ausencia de 10 semanas debido a un grave accidente en motocicleta que sufrió en noviembre pasado.
En su reaparición, se le vio utilizando muletas, y mostró cómo fue la complejidad de su recuperación. El incidente ocurrió mientras probaba una motocicleta eléctrica en una feria de innovación.
Aunque al principio manejó sin problemas, al intentar dar una vuelta, la moto se deslizó y, debido a su peso, la periodista no pudo controlarla, chocando contra una solera de cemento.
El accidente de Constanza Santa María
“Me caí yo, y la moto se me cayó encima de la pierna derecha, me aplastó contra el cemento”, relató. El dolor fue inmediato, “pensé que se me había triturado la pierna”
Tras ser trasladada de urgencia en ambulancia, los exámenes revelaron una fractura compleja. Esta lesión requirió una cirugía de cuatro horas para estabilizar la lesión.
El proceso de recuperación ha sido arduo, contó en el noticiero. Durante el primer mes, Constanza permaneció en su casa. Con el tiempo, y tras evaluaciones positivas, comenzó a cargar gradualmente más peso en su pierna derecha, pasando de usar dos muletas a una sola.
A pesar de los avances, la periodista admitió sentirse insegura y temerosa de una posible recaída. “Me muevo muy lento, estoy insegura, me asusta cargar mucho la pierna porque cualquier problema, caída, podría ser retroceder en todo lo que he avanzado en la recuperación”.
En su retorno al noticiero, el equipo de 24 Horas ha realizado ajustes para facilitar su labor. Actualmente, permanece sentada en el mesón durante más tiempo del habitual y, en ocasiones, al presentar de pie, cuenta con la asistencia de su equipo para manejar la muleta discretamente.
Constanza Santa María espera recuperar su movilidad normal en marzo y retomar completamente sus actividades en un plazo de seis meses.
Este accidente le ha obligado a detener su ajetreada rutina, brindándole una oportunidad para reflexionar y valorar aspectos que, en medio de la vorágine diaria, suelen pasar desapercibidos. “Por esto tuve que parar mi vida entera, fue una especie de frenazo obligado porque corro para todos lados”, reflexionó.
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