El formato de Gran Hermano tuvo que tener un radical giro en sus reglas luego de que en la versión de España se viviera una terrible violación que conmocionó a todos.
El reality vivió su peor momento en el año 2017, cuando una difícil situación se apoderó de la agenda noticiosa de ese tiempo.
Carlota Prado fue la víctima cuando su -en ese entonces compañero- José María López, abusó sexualmente de la joven luego de estar bajo los efectos del alcohol.
Este delito provocó la expulsión inmediata del participante, quince meses de prisión. También cuatro años de alejamiento de la mujer y 6.000 euros de indemnización, según El Confidencial.
El caso de violación en Gran Hermano que cambio las reglas del juego
Luego de este lamentable hecho ocurrido en la versión española, el formato de Gran Hermano tuvo un radical giro para todas sus versiones posteriores.
Por ejemplo, si alguno de los participantes desea tener relaciones sexuales con alguien del encierro, ambos deben cumplir con dos requisitos que son parte del contrato.
El primero tiene que ver con que cada jugador debe estar sobrio, si uno de los dos bebe alcohol queda absolutamente prohibido.
El segundo está relacionado con que ambos deben mirar a la cámara y dar el visto bueno o levantar el pulgar. De modo que la producción conozca que es un acto consensuado por las dos partes.
De hecho, estas medidas ya han sido aplicadas en sus versiones posteriores de Gran Hermano, por ejemplo en la de Chile con Sebastián Ramírez y Constanza Capelli.
En los primeros días de encierro de la versión nacional, Lucas y Francisca fueron otras de las parejas. Durante la noche ambos estaban comenzando a tener un apasionado momento. Sin embargo, la voz en off del reality les pidió que den el consentimiento ante cámara de lo que iban a hacer.
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