La creencia de que el chocolate tiene propiedades afrodisíacas se remonta a miles de años atrás. Su origen se vincula a las culturas maya y azteca, que consideraban el cacao un regalo divino. Utilizaban este ingrediente en ceremonias religiosas y rituales asociados al amor.
Se dice que el emperador azteca Moctezuma consumía grandes cantidades de una bebida espumosa de cacao antes de visitar a sus esposas, creyendo en sus propiedades estimulantes.
En la actualidad, esta creencia sigue vigente. Se ve reforzada tanto por costumbres cotidianas como por la industria. Es habitual que las parejas se regalen chocolates en San Valentín, y muchas marcas han asociado este producto al deseo y a la atracción en sus campañas publicitarias.
Desde la ciencia también se ha buscado responder este dilema. Una investigación del profesor de etnobotánica Chris Kilham señala que “el chocolate incrementa los niveles de serotonina en el cerebro, generando un estado de felicidad y equilibrio en nuestro organismo”.
No obstante, también se ha buscado comprobar que el alimento que nace del cacao, podría no funcionar como un estimulante al deseo sexual.

Entonces, ¿es mito o realidad que el chocolate es un alimento afrodisíaco?
Un estudio reciente de la Universidad de California, realizado por Beatrice A. Golomb y Brinton K. Berg, entregó una respuesta interesante.
La investigación analizó la relación entre el consumo de chocolate y el deseo sexual, para saber si funciona como un alimento afrodisíaco. Para ello, se encuestó a 723 personas mayores de 20 años residentes en California. Se les preguntó con qué frecuencia consumían chocolate durante la semana y cómo evaluaban su interés sexual en una escala de 0 a 10.
Los resultados mostraron que quienes ingerían más chocolate en ciertos periodos tendían a presentar un menor deseo sexual, efecto que se notó con mayor fuerza en las mujeres. De hecho, los expertos concluyeron que, en algunos casos, “el cacao podría ser sustituto del sexo para ellas”.
Sin embargo, aún hay perspectivas diferentes, sobre todo por la composición química del chocolate. Uno de sus componentes es la feniletilamina (PEA), una sustancia relacionada con la sensación de bienestar. Según estudios científicos, la PEA puede estimular la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la motivación.
De hecho, los autores Ronald Ross, Victor R. Preedy y Sherma Zibadi, en su libro “Chocolate in Health and Nutrition”, plantean que la feniletilamina incrementa la producción de serotonina y dopamina, causando mayor sensación de placer en nuestros cerebros.
Aunque sigue siendo un tema en debate, hay una conclusión clara: el chocolate, más allá del mito, sí genera un impacto en la percepción del placer humano.
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