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Bronceado: ¿sí o no?

La desesperación llega a principios de diciembre, cuando ya se sienten los rayos de sol en serio. Pronto empezamos a ver las ofertas del mercado con una variedad de bloqueadores, aceites y autobronceantes, para usarlos cuando nos damos por vencidas con el sol.

La pregunta es: ¿sigue siendo tendencia el tostado fascinante dorado y oscuro? Son muchas las personas que cada vez están mas conscientes del daño que causan los rayos UV y la moda ha tomado parte en ello. A continuación desmitificamos el bronceado:

  1. El bronceado café/dorado de los años 90 y 2000 está totalmente out, para la suerte de nuestra piel. Hoy se prioriza la piel «sunkissed» o «besada por el sol», eso se traduce en un baño de sol sutil, muy lejos del artificial tostado oscuro.
  2. La cara jamás recibe el sol sin el máximo filtro solar. Por algo se considera directamente proporcional la exposición solar sin protección con el envejecimiento prematuro de la piel. Sea invierno o verano, la cara debe estar protegida a diario por un filtro solar alto.
  3. Las piernas oscuras también quedaron atrás. Lejos de los complejos a las que fuimos sometidas por años, la llegada de las faldas es una oportunidad para lucir un tostado suave, suficiente para que se vaya el amarillo/verde o violáceo del invierno. Si quieres evitar el sol, puedes recurrir incluso a maquillaje de larga duración en spray especialmente diseñado para las piernas que venden en farmacias. Nada de piernas quemadas y torso claro.
  4. Para evitar los contrastes que se puede producir entre el cuerpo y la cara no tostada, puedes recurrir a los celestiales polvos bronceantes que vende cualquier marca de maquillaje. Éste se aplica con una brocha, difuminando sólo en las zonas que naturalmente te hubiese pegado el sol: tabique nasal y punta de la nariz, pómulos, frente alta y un poco en la pera.
  5. Los ojos también son susceptibles al daño de la radiación solar. Preocúpate de comprar lentes de sol cuyo filtro solar esté certificado. La moda al fin está poniendo por delante lo más sagrado que tenemos: nuestra salud.

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